SONRIENDO, ME DIJO ESTÚPIDO Y SE FUE

No bebo. Es decir, no puedo beber. La gente bebe. Es decir, la mayoría. No hay ningún peligro en que un no bebedor obligado se siente en un lugar de esparcimieto público (entiéndase café de la ciudad), a consumir jugo de naranja y fresa. Excepto si es un miércoles que se hizo pasar por viernes y tu ex entra medio plutarca.

Estoy casi entrenado en los malabares necesarios para seguir una conversación alcoholizada e incluso divertirme. Pero esto fue un poco diferente. In vino veritas dijo Plinio El Viejo. Y he aquí otra prueba:

"O sea que tú me ves y no me saludas" dice ella, dejando a sus amigas en la barra y acercándose a mí.
"¿Cuándo?" le digo yo.
"Ahorita"
"¡Pero si acabas de entrar y viniste a saludarme!"
"Por eso..."

Me sonrío con todas las ganas, conteniendo una risa, que hubiera sido tomada como burla y afrenta. La ex se sienta a mi lado. Si hubiera llegado dos minutos antes, todos los asientos hubieran estado ocupados, pero ahora mis amigos se han ido a buscar un pedazo de pizza de a dólar. Yo casi no como de noche así que decidí quedarme con mis jugos de fruta.

"Yaff" me dice ella de repente.
"¿Que pasa"
"¿Vas a volver a tu casa?, ¿dónde vas a dormir?"
"Bueno, aquí no..."

Se ríe.

"Yo ya me voy a mi casa, voy a coger un taxi" Me dice, señalando a la puerta. Yo solo asiento con la cabeza, sonriendo nuevamente y haciéndole espacio para salir.

"Vamos" me dice sin previo aviso. Yo aprieto el manubrio de mi muleta.
"No, gracias" entonando mi voz para que parezca que lo lamento mucho.
"Dale, vamos en taxi y mañana cuando salga vamos en taxi y te quedas en tu trabajo" Dice ella. Como en los viejos tiempos, pienso yo.
"No, me quedo acá"
"¿Pero por qué?" pregunta la ex frunciendo el ceño como cuando se iba a desatar la tormenta.
"No me gustan los remakes" le digo.