ANÉCDOTA IDIOTA LLENA DE SENTIDO

Los dos siempre estuvimos perdidos, cuando nos juntamos, pasa lo obvio: nos perdemos juntos. Sabemos que hay pensamientos inconcientes que rigen acciones importantísimas en el curso de nuestras vidas, pero entonces, ¿quién toma nuestras decisiones?

"Tienes que conocer mi departamento", dijo la chica, e inmediatamente se me salió: "de una, voy y te preparo algo de comer, ¿te parece?" "¡Si, buenazo!, ¿qué haces mañana?" me preguntó ella, haciéndome notar por primera vez en dónde me estaba metiendo.

La cena fue un éxito. Me inventé cualquier cosa pero el resultado sabía a decisiones sabias y a tiempos y cantidades precisos. "¿Quieres ver tele?" me dijo casi yendo hacia su cuarto. Le seguí.

Las conversaciones pasan a ser irrelevantes el momento en que estás en la cama de alguien que te gusta por lo que el autor obviará cualquier comentario al respecto y solo se limitará a decir que miró tres veces contadas los ojos negros de la chica, repasó el ritmo de cada respiración que dió, analizó cada uno de sus movimientos y soltó repentinamente un beso en su mejilla.


Ella me sonrió. Se levantó y se acercó a la puerta. Apagó la luz y se quedó en ropa interior sin decir nada. Me quitó la ropa y nos metimos a la cama. Ella se acercó, encogiéndose en si misma hasta casi formar un ovillo, yo la abracé rodeándola completa. Nos quedamos así, en silencio.

Me dejé arrullar por el sonido de la televisión despreciada mientras descubría que aún me quedan rastros humanos.

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