He sido adicto por mucho tiempo y creo que es hora de parar. Estar solo no puede estar tan mal. Hay buenos tiempos en este universo que es solo mío.
El tarot me suelta tres opciones: o estoy quieto como un camello, o me levanto y actúo como el león o simplemente vuelvo a la pureza y la inocencia del niño. Cuando la búsqueda de respuestas es desesperada, todo vale. Después de todo la redención es solo una fantasía fugaz; mañana volveré a renguear por las calles. A veces creo que nací así y todo lo anterior no existió más que en ese vuelo en hongos.
Este soy yo, me amo y me repudio. Me desnudo con orgullo y me cubro avergonzado. Todo vale, más aún abrazarse a alguien en el que te reconoces. Encontrar a alguien que se me parece, en mi caso, se ha vuelto peligroso, como duele verse en un espejo. Creo que es momento para otra bomba de humo y batirme en retirada. Desaparezco.
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