PUERCOESPÍN

Atravesando la piel desde dentro se pueden ver las puntas de unas cuantas agujas. Mi piel cambia hasta volverse nociva otra vez. Ya no me importa no contar con mis dos piernas. Ahora sé que este soy yo y por fin me reconozco cuando me veo en un espejo de cuerpo entero. Lo que en realidad me importa es que este síndrome que me cubre de espinas sin previo aviso no se ha ido y probablemente nunca se irá. No se acerquen, por ahora lastimo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

en todo caso las puas nunca son feas..