A PRISA, VELOZ. YA PERDÍ

Eso no va conmigo, sin embargo a las 10 de la mañana debía asistir a un evento IMPORTANTÍSIMO en palabras de mi jefe. No habría ningún problema si es que no me hubieran avisado a las 9 y 30, hora en que entraba a la oficina. Luché contra mi vagancia y el enorme enojo que me produce cambiar drásticamente los planes mentales que tenía.

No trabajé hasta la 1, no comí pollo brosterizado y no llegué a mi casa temprano. En lugar de eso tuve que mezclar videos para un centenar de gringos que luego hacían preguntas técnicas, comer en una mesa enorme, a lado de una señora que hacía ruido con sus babas al comer y luego acompañar al grupo hasta su hotel para asegurarme un transporte seguro en un casi diluvio universal.

Desde hace un tiempo me he acostumbrado a lo inesperado y básicamente aprendí a relajarme y dejar que se me venga encima lo que tenga que venir. No es una forma de apatía, es más bien autoprotección. Muchas cosas inesperadas que han sucedido se han llevado mi dinero, mis pertenencias, mi salud, mi ánimo, mis ganas de vivir y hasta mis mujeres*. Ahora me refugio en un simple presentimiento: nada me pertenece, ni siquiera estas palabras.



*Si, bueno... las mujeres no tiene dueño... pero algún día, todas serán mías... juajaaaaa.

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