macro

Hay un gato negro que se come lo que mi mascota sobra. Ayer logré verlo. Ese brillo de ojos gatuno siempre me inquieta. No me moví y él tampoco. Se fue cuando entendió que no había nada más que nos pudiéramos entregar. He dejado de leer letras para fijarme en el lenguaje que contienen las cosas a mi alrededor. Todo me habla de la espera. Prendí la televisión para que absorva un poco de mí. Las cargas más pesadas son las que no se pueden ver. Voy a meter todo en una caja negra, echarlo a un río y esperar que la vida me lo devuelva.