del auto amarillo

Muchos van en silencio en un taxi. Yo no me conflictúo, si la conversación nace, nace. Y esta vez no nació.
Acordamos el precio y el chofer empezó a acelerar. Le pregunté la hora, me contestó, hice algún comentario al respecto y el aceleró más. No había nadie en la calle, el tipo empezó a pasarse rojos, y aceleró más. Yo miraba por la ventana, disfrutando el paisaje, moviéndome con las ondulaciones del asfalto. Sonreí. A fin y al cabo se puede morir en cualquier lado. Las luces se perdían hacia atrás. ¿Qué tanto te debe preocupar morir como para decir "desacelere"?, ¿por qué acelera el taxista?, ¿por qué disfruto del hormigueo en la sangre? El tipo hizo su asiento hacia atrás para acelerar más comodamente.
En la autopista, otro auto nos rebasó. Solo en este momento, nos vimos por el retrovisor. No era culpa del taxista, tuvo que frenar para tomar el desvío a mi barrio. No nos importó, al salir de nuevo a la autopista, el chofer aceleró otra vez.

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