9 MESES DESPUÉS

He dado a luz a un ser asqueroso. Sus ojos sombreados por un púrpura de duelo, sus manos buscando lo que sea para agarrar y apretar. Sus piernas inservibles, destrozadas antes de existir del todo. En su cabeza solo se proyectan triángulos hechos de pelos negros, amarillos, rojos... incluso alguno completamente blanco. Me mira a mí, su madre y colapsa violéntamente, sus ojos son expulsados a presión por un líquido negro brillante que refleja sus intenciones. Ha muerto. Yo no lloro.
Sé que otro ser igual crece ya dentro de mí.

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