TRUCOS PARA AMENIZAR UN VIAJE

A dos minutos de la ciudad, abro la ventana mientras suena mi canción favorita. Miro a la piloto. Tener a una chica al volante se ha vuelto una metáfora tanto como un signo de puntuación en el transcurso de esta historia, aunque no haya historia propiamente dicha. Ella me sonríe. Yo le doy un beso en la comisura del labio. No puedo evitar sentir que somos prófugos, que alguien nos persigue para hacernos daño. Que esta es una historia sin final feliz... o en el peor de los casos sin final. Ella cambia de marcha, pongo mi mano sobre la de ella y mi mente va de Thelma y Louis a la última porno que pasó mi televisión. Nos miramos y sonreímos de nuevo, pero esta vez todo tiene otro sentido. Estamos en la carretera hacia Otavalo, paisajes semidesérticos adornan la noche. Hay un gran espacio vacío a lado de la carretera. No tuvimos que decir nada, ella se orillo y yo accioné la palanca para inclinar mi asiento en el momento exacto en que el disco se repetía. Se pueden hacer cosas a la rápida y aún así, hacerlas bien.